sábado, 17 de enero de 2009

Catando el producto autóctono

Pues ya estamos otra vez aquí contando batallitas después del parón navideño. Como buen estudiante o turista cuando vas a un país extranjero pues tienes que probar lo típico de allí, y eso es lo que hice, probar toda clase de cervezas, degustar las típicas salchichas así que lo único que me faltaba era probar a las Alemanas (que bruto que ha quedado esto). Y eso hice (o intenté). Quedé con la chica alemana de mi cumpleaños para cenar y ella que conoce la ciudad me llevó a un restaurante/ bar de ambiente gay (empieza bien la noche)

La verdad que la cena fue bastante agradable, estuvimos hablando de su familia, de la mía,en fin , que estuvo bien. Cuando salimos del restaurante/bar gay, íbamos a gusto; es lo que pasa cuando cenas con vino, así que entre la tontería del vino, lo bonito del ambiente y algún que otro factor más que no vale la pena comentar , terminamos liándonos por las calles. Que preciosidad por Dios.

Más tarde fuimos a una especie de Pub a tomar algo.- ¿Podemos tomar dos copas de vino, por favor?Le dijo ella al camarero en perfecto alemán. Que educados son estos alemanes.Cuando nos terminamos el vino yo la acompañé a su casa. Llegamos allí y la puerta seguimos “jugando”, la cosa se calentó y ella me invitó a subir. Evidentemente, como buen proyecto de caballero que soy no me pude negar, así que subimos, fuimos a su habitación, seguimos tonteando y cuando parecía que todo iba por buen camino… error. La naturaleza que es muchas veces inoportuna hizo acto de presencia en forma de menstruación. Bueno, a partir de ese momento todo fue raro, raro, raro. Ella me intentaba echar de su casa pero no había trenes, así que no tuve más cojones que quedarme a dormir. Ella hablaba pero se quedaba durmiendo, parecía tener narcolepsia (un saludo para el profesor Pereda desde aquí) .Yo flipando,asustado como una rata le preguntaba si se encontraba bien y ella de repente se despertaba. Para más inri por la noche le daban temblores, así que dormir ni hablamos y si lo llego a saber nunca hubiese subido a su casa, en fin, que fue una noche de mierda. A la mañana siguiente me fui echando humos.

En esa misma semana fuimos a Zaza, el sitio de guarreo por excelencia, sí ese del cubata a 1€, allí estaba yo un miércoles más con los españoles. Esa noche un español esperaba a una amiga con la que había quedado, y nosotros, el resto de españoles como una jauría de perros hambrientos esperando a la amiga de la amiga. Y finalmente vinieron y yo fui el más rápido o el más hábil y me lié con la amiga, que por cierto era una chica alemana rubia muy guapa de 21 años. Pasó la noche, y ella me llevó a su casa. Como podéis apreciar nunca digo que no a ir a casa de otras. La cosa es que llegamos a su casa, y cuando entramos por la puerta lo primero que me dice es, voy a dejarle una nota a mi hermano para decirle que estás aquí. Imaginaos mi cara, yo pensaba: Gracias, ahora viene un alemán de 5 metros y me mata. Y la segunda cosa que me dice es…Tengo la regla. Yo buscaba la cámara oculta. Pero vamos a ver, pequeña hija de puta ¿Para que cojones me llevas a tu casa si tienes toda “la gracia”? Bueno, pues ya que estábamos allí habría que ponerse al lío y eso hicimos. No estuvo mal , pero tampoco estuvo bien ya que empezó a tocarme y a tocarme… y cuando llevaba 30 segundos y yo empezaba a emocionarme ella paró. Cara de asombro (gilipollas) se me quedó así que dormimos una hora porque ella tenía que ir a clase. Cuando me desperté , estaba la “amiga” de mi amigo español. Ella me dio un mensaje para él que si no os importa me lo reservo para los dos. Y así terminó mi experiencia con las alemanas, factor común “la regla”. Aún así la cosa no quedó así, ya que volví a quedar con las dos a la semana siguiente.